Sesión 8: Aprender a decir lo que sientes
El objetivo de esta actividad es desarrollar la asertividad y el aprender a decir lo que uno siente. Desarrollo: Lee con atención este texto, obtén tus propias conclusiones y coméntalo en el grupo-clase. Finalmente, cuando haya terminado la discusión en el grupo escribe el título de esta actividad en tu cuaderno de tutoría y redacta tres frases significativas que te hagan pensar cuando se pueda dar una situación semejante a las expresadas en este texto.
Cuando Maggie, de 16 años, se enteró que su novio la estaba engañando, se puso furiosa. Pero cuando él la llamó por teléfono para conversar un rato, justo una hora después de ella haberse enterado, estaba tan nerviosa de tener que enfrentarlo que se comportó como si nada hubiera sucedido. "No sé lo que me pasó", dice ella. "Tenía tanto miedo de decirle que quería romper, que no me salieron las palabras".
A todos nos ha pasado algo similar. A nadie le gusta pelear; pero casi todos los días nos enfrentamos con algún tipo de conflicto, grande o pequeño. E incluso cuando tenemos la razón, a veces nos parece más fácil callar que expresar lo que realmente sentimos.
Pelear o huir
¿Por qué es tan difícil decir lo que uno siente? "Un conflicto puede ser sinónimo de peligro", explica la Dra. Pat Palmer. "Es posible que se acelere tu corazón, que sudes y tu mente puede estar enviando señales que te dicen ’¡Sal de ahí!’ Los científicos le llaman "respuesta de quedarse a pelear o huir" a estos cambios físicos y mentales — cuando el cuerpo produce sustancias químicas que nos preparan para quedarnos y pelear — o para escapar del peligro.
¿Por qué decir lo que uno siente?
Aunque evitar un conflicto puede parecer el camino más seguro y fácil, con frecuencia nos impide enfrentar problemas y tratar de encontrar una solución. Cuando Allison, de 14 años, escuchó a su mejor amiga diciendo cosas feas sobre ella, se sintió muy dolida. "Al principio no dije nada porque no me gusta pelear", dice ella, "pero pronto llegué al punto que no la podía mirar a la cara y sonreírle".
Decir lo que uno piensa puede hacernos sentir ansiosos, pero no decirlo puede convertirse en un obstáculo para tener una buena relación. Nos puede hacer resentir a la otra persona o hacernos sentir mal con nosotros mismos. Por otro lado, dice la Dra. Palmer, "cuando expresamos lo que sentimos, ganamos respeto. Nos sentimos dueños de nuestro propio espacio, pensamientos y creencias. Y cuando nos respetamos a nosotros mismos, los demás también nos respetan".
Cuando debes decidir si es mejor decir o no lo que piensas, hazte estas preguntas:
- ¿Decir lo que siento podría mejorar la situación o la relación?
- ¿Me sentiré mal conmigo mismo/a o resentiré a la otra persona si no digo lo que siento?
- Si la relación cambia como resultado de lo que dije, ¿podré hacerle frente a la situación?
Tomando una posición
Si has decidido hablar, la Dr. Palmer te ofrece estas sugerencias:
- Decide con anticipación la manera de expresarte. ¿Puedes hacer frente a la situación con humor? ¿O estás realmente triste y enojado(a) y necesitas expresar estos sentimientos?
- Recuerda, tienes todo el derecho a expresar tu opinión y a no estar de acuerdo. Sé firme pero respetuoso(a) — evita los insultos y los ataques personales.
- A veces ayuda practicar frente al espejo o con un(a) amigo(a) para ganar confianza. También puedes escribir una idea general de lo que quieres decir — puede ayudarte a aclarar tus sentimientos y organizar tus ideas.
Haciendo las paces con los demás — y contigo mismo/a
Hacer frente a un conflicto puede ser difícil, pero confrontar un problema directamente es muy importante para establecer una relación sana — y ganar confianza en sí mismo.
"Algo que debemos recordar es que las cosas que más nos lastiman ocurren en un período de tiempo muy corto", dice Pender Greene. "Angustiarnos y preocuparnos por lo que sucedió dura mucho más tiempo y hace más daño a nuestra autoestima." Di lo que piensas y deja atrás los sentimientos de negatividad, como preocuparte sobre lo que tendrías que haber dicho o hecho de manera diferente. Todos tienen derecho a defender lo que piensan o lo que sienten. A veces sólo requiere un poco de práctica.
Allison decidió que era importante expresar lo que sentía y hablar con su amiga. "Tenía que decir algo y me alegro haberlo hecho", dice ella. "Ya no somos amigas, pero estoy tranquila. Y quizás la próxima vez ella lo piense dos veces antes de hablar mal de alguien a sus espaldas."
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